Jabier de Arratiñea

Javier de Arratiñea, un joven vanidoso, acudió una noche a Urretxu, a pasar un buen rato. En aquella época todas las muchachas de la zona se juntaban en Urretxu para tejer.

Tras divertirse en el pueblo Javier se hizo pasar por cura y dio una castaña cocida a cada una en forma de comunión.
Posteriormente comenzó a decir que se iba a casa y las muchachas no le querían dejar partir diciendo que había cometido un gran pecado y que temían le ocurriera alguna desgracia. Pero Javier era muy vanidoso y partió hacia casa.

De vuelta hacia Tellerietxe, en el bosque de Laioa vio toros mitológicos (zezengorris) que se dirigían hacia él. Asustado, el muchacho echó a correr y llamó a la puerta de Tellerietxe. Pidió un perro y regresó a su camino tentando al perro con una torta de maíz. Entonces se le apareció un toro mitológico de fuego dirigiéndose hacia él por Laica. Pero mientras el perro estuviera a su lado no le daba miedo.

Pero para cuando llegó junto a Lauztiazpikoa, al punto donde se toma la desviación hacia Arratiñea, la torta se le había acabado y el perro dio media vuelta hacia Tellerietxe. Entonces, los toros mitológicos aparecieron de nuevo. Javier corrió como nunca lo había hecho antes y entró al caserío Arratiñea por los pelos.

Esa noche las vacas del caserío Arratiñea no tuvieron tregua. Se oyeron rugidos, ruidos de cuernos y yugos.

To top